CURSO DE FOTOGRAFÍA NOCTURNA CON DAVID LÓPEZ
La noche del 6 de julio fue la elegida para realizar un taller de fotografía nocturna, en teoría era la noche indicada, con una luna casi desaparecida, en fase de luna nueva para que su luz no afectara a la iluminación de las fotos, y en el mes de julio, el mes con la previsión de lluvia más baja de todo el año. Las 18:30 era la hora a la que habíamos quedado para que David López, el profe de Yecla, nos impartiera unas nociones básicas antes de comenzar la práctica. Aun habiendo elegido una noche sin luna, y del mes de julio, entrábamos en el Espacio Joven, a dar la clase, con un nubarrón negro sobre nuestras cabezas y con la inquietud de que podría ser y cabía la posibilidad de que esa noche iba a llover y no podríamos hacer las fotografías.
Y llovió, descargó un litro por metro cuadrado mientras nosotros estábamos empapándonos de la técnica de la fotografía nocturna, de las cosas que íbamos a hacer y los cuidados que debíamos tener. En el momento de salir del edificio, estaban cayendo las últimas gotas, y las nubes comenzaron a dar paso a los rayos del sol de la tarde. Cuando los vimos resoplamos de alivio y enseguida abrimos las aplicaciones de meteorología, de los teléfonos móviles que, con alegría, nos anunciaban que ya no iba a llover. Algunos de nosotros incluso fantaseábamos con la idea de hacer fotografías a la vía láctea, buscando de nuevo en esas maravillosas aplicaciones que te dice dónde está, y David nos decía: — ¡no veis que está nublado si no nos llueve y vemos alguna estrella ya tendremos suerte! —.
Pero eso no hizo mella en nuestro optimismo, y de allí nos dirigimos al lugar elegido para hacer la práctica, que no era otro que el pino piñonero monumental de la carretera del Puerto. Pero antes de comenzar con el trabajo una buena cena de sobaquillo con todos los participantes. En un momento montamos tres mesas y sillas alrededor, para sorpresa de los nuevos socios, que asombrados miraban como íbamos sacando aperitivos, bebidas, mojitos y postres, incluso café granizado, para una noche que no parecía muy fría. Así compartimos momentos de comentar, de bromear, de preguntar las dudas, conversaciones muy enriquecedoras, en las que se plasman ideas y donde aprendemos los unos de los otros.
Y al caer la noche con frontales, linternas y preparadas las cámaras en sus trípodes, imprescindibles para una larga exposición, comenzamos a colocarnos para hacer las fotos al Pino. Tres grupos rodeando al árbol y un solo profesor. Se oía a David, — Primero hay que enfocar, ilumino y enfocáis— a partir de ahí de la oscuridad salían diferentes voces que decían: -David que no me enfoca, vuelve a poner la luz, apaga el frontal que me fastidias la foto, ¿puedes volver a iluminar?, es que yo ya he disparado. Y David repetía: — venga primero el grupo 1, luego el 2 y luego el 3 —. Y así cada uno intentábamos hacer lo que nos decía. Que David es un buen profesor lo sabemos todos, año tras año viene desinteresadamente a dar el curso de iniciación a la fotografía de nuestra Agrupación, pero de lo que hizo gala esa noche es de la inmensa paciencia que tiene. Allí estábamos, los que intentábamos hacerle caso y el alumnado díscolo que se giraba a fotografiar lo que había detrás. Fue una experiencia divertida, y para los que nunca habíamos hecho este tipo de fotografía, nos quedamos maravillados con el resultado. Esperemos que David no se fuera muy estresado y siga viniendo a nuestra Agrupación a compartir con nosotros su sabiduría fotográfica con esa buen humor y generosidad que lo caracteriza.
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